Tras 8 horas de acción colectiva de limpieza en el Hospital de San Martín-HSM, se montó una comida en plena calle, en la Plaza del Espíritu Santo, corazón del barrio de Vegueta, lugar a medio camino entre la Catedral ("zona noble") y el Hospital ("zona fronteriza").
La comida, empanadas de verdura, fueron preparadas en la cocina de espacioGuía, lugar en torno al que orbitó la vida del grupo durante la semana larga de encuentro y trabajo.
Sólo dos días después, coincidimos en el Rebujito (un pequeño bar-restaurante cercano al CAAM) con una directiva de LABoral y hablando de micro-centros culturales insertos en el medio rural me nombró uno en Asturias y dije: "no lo conozco ¡pero seguro que tiene cocina!... esa es la ventaja que tenemos las micro-centros".
En los procesos de trabajo artesanales, como el del HSM, una buena cocina "a fuego lento" es fundamental.
No hay comentarios:
Publicar un comentario