06 julio 2009

PAISAJE, ARTESANÍA Y CICLO


El paisaje se dibuja dentro de un ciclo de continuas transformaciones. Mutable y efímero, es un espacio vulnerable a la acción humana y a los elementos naturales.

La artesanía cumple una función esencial dentro del conocimiento de estos ciclos sucesivos de transformaciones. Focalizo la atención en los artesanos cuya principal fuente de materia prima la encuentran en el paisaje local: fibras vegetales, madera, barro, piedra, ganadería... Este modo de trabajar procura un desarrollo endógeno, a partir de los propios recursos del territorio, que establece un sistema de “cultura material” que no pone en peligro el equilibrio del ecosistema.

La siembra, la poda, la recolección, las lunas, las horas, la transmisión y los silencios, el cuerpo y su movimiento, la reunión, las lluvias, el sol, el viento, los rebaños, sus cuernos y sus pellejos, los hilos, la lana, los bosques y su madera, el barro, los ríos, su fluido y su estancamiento, el secado y la espera, … y el tiempo, que fluye, lento y comprometido con la relación que se establece entre las manos del artesano y el corazón de la materia.

La artesanía ha generado un paisaje de conocimiento, puesto que su desarrollo dependía de la conservación y mantenimiento de los lugares de dónde se obtenía su materia para el trabajo. Por esto, el artesano ha sido un tejedor de ciclos respetuosos y consecuentes con el entorno inmediato.

El abandono de la vida rural, de las actividades agrícolas y ganaderas ha influido enormemente en la progresiva desaparición de los procesos artesanales. Por un lado, porque mucha de la materia prima que se utilizaba para el desarrollo de estos objetos estaba estrechamente vinculada a las propias actividades agrícolas o ganaderas, y por otro lado, porque estas actividades eran las que reclamaban principalmente el uso de los objetos artesanales.

Ejemplos de estas prácticas de conservación y de las catastróficas consecuencias que su desaparición está generando, las encontramos en diversos entornos cómo en el caso de los espartales. El sur de la península ibérica se encuentra en un preocupante proceso de desertización potenciado por el abandono de los cultivos de esparto, que durante años habían creado un microclima que protegía y proporcionaba cobijo a otras especies que junto al esparto han procurado una protección de los suelos a través de una mayor concentración de humedad y materia orgánica. O la desaparición de setos vegetales en los linderos, eliminados tras los procesos de concentración parcelaria, la extensión de la agricultura intensiva y el entubamiento de las acequias de agua, que ha ocasionado la pérdida de mimbreras, salgueras, …vegetación que junto con otros arbustos ha proporcionado cobijo y alimento a pájaros y otras especies animales de pequeño tamaño, además de ser una fuente valiosísima de materia vegetal para la elaboración de objetos y utensilios. Del mismo modo y por razones similares han desaparecido enormes extensiones de linares, campos de centeno, vegetación de humedal, bosques autóctonos, rebaños de ovejas y cabras en extensivo….

En Canarias, las escasas precipitaciones, la desecación de humedales y la desaparición del entorno rural están siendo factores claves para la extinción de una cultura que desde el periodo prehispánico ha tenido un notable desarrollo en cuanto al tejido con fibras vegetales (saos, plantas lacustres, cómo el junco, la enea y la hoja de palma…) y las aportaciones de técnicas de tejido y cestería que importaron los españoles: (mimbreras, caña…)

La propuesta de intervención en Santa María de Guía se plantea cómo una acción de carácter colectivo que propone reflexionar sobre estos espacios de producción de materia prima integrada al ciclo de desarrollo local. Estos espacios son un campo de acción en potencia para reivindicar la existencia de otro modo de relacionarse con el entorno y asumir una cultura material respetuosa.

La propuesta del taller es caminar deteniendo la mirada en el paisaje construido a través del conocimiento, cómo si se tratara de un proceso de reencuentro con la arqueología de estos espacios. La artesanía es un modo de reflejar ese encuentro tan estrecho que existe entre la sociedad y la naturaleza de los lugares. Reabrir un dialogo equilibrado con estos espacios, comprender su “función social” y emprender una búsqueda que provoque una “re-valorización” del lugar. Es importante provocar una nueva lectura del paisaje que implique al espectador como conciencia viva y transformadora de su entorno.

Lucía Loren

No hay comentarios:

Publicar un comentario